Había una vez una casa, una granja y una familia que se dedicaban a preservar y promover un testimonio de la vida portuguesa.
El país vivía el establecimiento de la República, a mediados de 1912, nació un hombre llamado “Paluão” (de nombre António Francisco da Silva), nacido en 1857 y último de los 5 hijos del matrimonio propietario de la finca donde estaba CASA VELHA. también la casa madre. , se casa con Margarida Martins, la criada de su padre. La extensa finca, de tierra fértil y soleada, producía maíz, trigo y patatas en abundancia, además de habas, guisantes y habas que eran de las mejores de la región.
Paluão murió en 1917, dejando viuda (¡y rica!) a Margarida Martins, con quien tuvo una hija. Fue en esa época que se inauguró la mina de agua que aún abastece la propiedad, cuyo túnel, se dice, “…de más de 150 metros de largo, requirió 5 años de trabajo con pico por parte de un trabajador de Aldeia dos Carvalhos… » Surge entonces una división entre los herederos de CASA VELHA.
En los años 30, el país luchaba con la Constitución y Salazar creaba el Estado Novo, cuando un tal José Mendes -todavía hoy recordado como “Zé Mendes da Sola” por dedicarse al negocio de suelas y cortes- aparece en Escudeiros para Salir con la hija de Paluão y Margarida. A sus 20 años, fuerte y burgués, José se acerca a la propiedad donde la viuda – rica en bienes y necesitada de placeres – dice de manera austera “…antes que nada, ¡la hija sigue siendo la madre!”.
De este planteamiento surgió entonces el matrimonio de José Mendes, no con su hija como se suponía, sino con su madre y viuda Margarida Martins, con quien tuvo 5 hijos, iniciando un nuevo ciclo en CASA VELHA y la propiedad. Incluso antes de que pasara la década de 1930, Margarida Martins murió, dejando a José Mendes viudo.
Obstinada y astuta, una mujer todavía soltera que vive con sus padres en Escudeiros no pasa desapercibida. Se llamaba Amália y en 1936 se casó con el recién enviudado, trasladándose a la finca.
“Zé Mendes da Sola” murió en diciembre de 1960, y con él también se durmió la dinámica de la actividad productiva en la finca. La herencia se divide entonces entre los dos hijos del matrimonio y la viuda, que muere unos años después. Con la muerte de este último y la nueva división de la herencia, parte de la finca quedó en propiedad de su hijo Gualdim hasta 1995, cuando fue vendida, completando así un ciclo de sucesiones hereditarias.
En 1999, CASA VELHA y la finca en la que se ubica esta terraza conocieron nuevos propietarios. Esta vez, curiosamente, pertenece a una familia en la que figura un descendiente de “Zé Mendes da Sola”.
La propiedad retoma su dinámica agrícola y ganadera, trazando nuevos caminos, de los cuales esta unidad de Turismo Rural hace parte.
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